UNA LAGRIMA DE AGRADECIMIENTO
Cada jueves subo con sor Oralia, una hermana Franciscana de la Asunción a una población llamada el Porvenir. Nuestra misión ahí es acompañar la Catequesis de adultos, a los niños de primera comunión, hora Santa, y Misa. Pero van saliendo varios encuentros con casos y personas que claman al cielo.
También recibe uno las experiencias del amor de Dios en la gente sencilla.
Fui a atender a un ancianito de 88 años que se estaba muriendo. Con una Paz y tranquilidad, en los brazos de una hija, recostado en la cama respiraba lentamente. Hicimos una oración y la bendición del Padre Bueno, Dios, que le quería, y agradecía todo lo que él había realizado en su vida por su familia, hijos, hijas y nietos.. y al finalizar, una lagrima de agradecimiento rodo por su mejilla.
Visito a una señora Indígena. Se había cortado en el dedo gordo del pie en la calle, con una piedra, y con algún vidrio. Se atendió la herida, pero al ver que a los tres días se le ponía negro y le daba dolores la llevaron al Hospital. Unos médicos le dijeron que había que cortar ese dedo. Otros que se podía curar con antibióticos. Decidió no cortarse el dedo. Regresó a la casa y a los tres días la volvieron a llevar al hospital con grandes dolores y fiebre alta. Le tuvieron que amputar la pierna. Fui a visitarla para acompañarla, y compartir con ella esa nueva realidad, pues en estos casos sobran las palabras. Me llenó a mí de paz y de fe. Lo ha asumido con una gran paz, sabiendo que lo más importante para ella, es que seguía viva y podía seguir ayudando ( coja) a su Familia, y en silla de ruedas poder acercarse a la Iglesia para darle Gracias a Dios por la vida, por su familia, porque está viva.
La lagrima de agradecimiento fue mia.
Al finalizar la misa, una señora de unos 35 años se me acercó y mirándome a los ojos me dijo: Chemita, venga a mi casa que le tenemos preparado un café. Y al darse la vuelta y buscar a otra persona que le acompañaba, vi que era ciega. Esta persona es responsable de una comunidad, pertenece a la directiva de la Parroquia, y es muy activa.
Fui a la casa, y me encontré con su mamá, bastante anciana, que cuida de su hija ciega, de un joven con problemas mentales y también ciego, con dos hijas más que están bien, y son las que trabajan para traer algo a la casa. “Dios nos sigue amando y nos quiere chemita, porque podemos salir adelante” es lo que me dijo la mamá, y ella enseguida me platicó lo que hacen en la casa, en la parroquia, con la gente enferma y más necesitada que ellos.
Los pobres me evangelizan. De ellos es el Reino de los cielos. Se fían de Dios y se quieren, se ayudan y ayudan a otros más necesitados. Aquí no hay hogar para ancianos, para jóvenes invidentes, ni ONCE, ni doce…lo que hay es mucha fe y solidaridad en la familia y vecinos.
Lágrimas de agradecimiento, y sentimientos de “relativizar nuestras miserias, incomprensiones y faltas de amor de cada día”.
Y me sigo quejando??? Marzo 2011.
Un abrazo
Chema sds.