Alejandra se nos ha adelantado

Me suena el celular a las 4,30 am, del día 14 al 15. Me viene a la memoria este día, pues hace un mes cabal, me llamarón para avisarme de la muerte a la vida eterna de mi papá. Ahora me llaman diciéndome que Alejandra se fue a descansar.
Con sus 17 años, con un cáncer  en los huesos, en  8 meses, de sufrimientos, haciendo todo lo posible sus padres, familiares y amigos por  “Curarla”, se nos adelantó a la casa del Padre. Claro, todo lo posible “los empobrecidos” por curarla, sin medios, trasportándola en una camioneta de un hermano de la comunidad, en condiciones lamentables, sin más tratamiento que pastillas para el dolor,  y cuando hemos querido hacer algo, era ya demasiado tarde. Siempre, cada vez que hemos ido a visitarla así como otros amigos y hermanos,, hacíamos una oración, pues ella, sus padres y familiares, con gran fe le pedían al Señor y a su madre María que la sanara. Primero Dios que se curará. Confiamos en Dios y en su Madre que la sanará. Todos hacíamos oración con ella, que juntaba sus manitas hinchadas y oraba con nosotros.
Recibió la Unción, la comunión, siempre con una fe y confianza en el Señor. Ya podría yo morir con la fe de esta niña. Impresionante. Los dos últimos meses se le hincharon las piernas, se le hicieron unas llagas terribles, daba dolor al ver tanto sufrimiento y ella seguía diciendo: El Señor me curará.  Y el Señor la ha curado. Se la ha llevado para estar con él y su Madre. Se nos ha adelantado. No hemos perdido a nadie pues hacia allí vamos todos, EL SEÑOR LA HA SALVADO. Y tenemos la certeza de que nuestra vida no termina, se transforma y que el mal, las injusticias y el dolor no tienen la última palabra.
¿Porqué, porqué Señor tanto sufrimiento en una criatura inocente? ¿Por qué, porqué?  Solo unido al sufrimiento de Cristo, en tantos niños, jóvenes y adultos en sufrimiento, se puede asumir desde la fe alguna respuesta.
Es un grito desde los empobrecidos, desde los excluidos (de la salud pública y privada) desde la pobreza y miseria extrema, la que nos dice: ¿porqué hay tanto sufrimiento en el mundo? El doctor Mario, que la atendió con un cariño singular nos dijo; A esta niña no la ha matado el cáncer, sino la anemia, el Hambre”.
Nadie tiene asegurada la vida. Todos, aun el que tiene todo el dinero del mundo, hará lo posible por alargar su vida, pero hasta grandes artistas y ricos la enfermedad se los ha llevado. Pero todo esto no justifica la muerte de los empobrecidos. Es un grito a tantas injusticias provocadas por el egoísmo humano, por las divisiones, por las guerras, por todo tipo de violencias: Sueldos de miseria, desnutrición crónica, esclavitud infantil y adulta, profundas desigualdades. Seguiremos sembrando el reino de Dios, que no excluye a nadie, que quiere a todos, que se compadece y sufre con el que sufre, que se alegra de la justicia y la solidaridad, de la igualdad y dignidad de todo ser humano.
Seguiremos en medio de  esta dura realidad intentando llevar la ternura, el amor, la compasión de Dios a todos los que el Señor ponga en nuestros caminos, en la esperanza de que la muerte no tiene la última palabra. El Señor sigue vivo y actuante en medio de estos dramas que vivimos.
El Señor nunca nos dejará si seguimos fieles a él y a su evangelio. Si tratamos y vemos a los demás como Dios nos mira y nos trata.
No hay duda que seremos “auténticos seguidores de Jesús” si nuestra vida y religión nos aproxima más a Dios y nos hace mejores: más compasivos, más humanos, más sensibles al sufrimiento y al gozo, más desapegados de tantas esclavitudes, más amorosos, más responsables, más éticos, más justos y fraternos.
Lo demás…….. Babosadas como dicen en Guatemala.
Un abrazo Chema SDS.


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