SANAR HERIDAS…. GUATEMALA

Siempre se dice que es mejor olvidar el pasado que ya está muerto y vivir el presente con una mirada de esperanza hacia el futuro, y eso creo, sobre todo en nuestras relaciones de cada día, en las incomprensiones mutuas, y en nuestras maneras de ver las cosas y un largo etc,.. pero en este caso el ir a la memoria historica de los acontecimientos de violencia en Guatemala y en otras partes del Mundo, se hace no para crear odios ni más violencia, sino para sanar heridas profundas, descubrir la verdad y que la justicia de cada país, la pueda aplicar con seriedad, para que los » culpables de tanta masacre no queden impunes » y pueda asi la sociedad creer en la justicia, evitar que estas cosas puedan suceder otra vez, y pedir perdón y perdonar de corazón tanta agresión, violencia y genocidio.
Quiera Dios que este documental ayude a sanar heridas y a no volver a cometer tantos crimenes imopunemente. Que nos ayude a todos agresores y agredidos a sanar las heridas de nuestros corazones y a reconciliarnos mutuamente.

Documental revive el terror militar contra los indígenas
Un documental cinematográfico elaborado por una organización humanitaria y titulado «Nuestra voz, nuestra memoria«, revive el terror y la violencia a la que fue sometida la población indígena de Guatemala durante la pasada guerra interna.

Con una duración de 30 minutos, el documental de carácter pedagógico, que ha sido presentado esta semana en Guatemala, fue realizado en base a entrevistas y material de archivo, explicó hoy a Efe su productor, Alfonso Porres.
El material, precisó Porres, incluye entrevistas que se hicieron en su momento al general golpista José Efraín Ríos Montt cuando fue jefe de estado de facto en 1982 y 1983, y testimonios de sobrevivientes de las masacres y de las violaciones sexuales que perpetraron los militares.
La producción fue realizada por la ONG Luciérnaga, que desde hace 15 años desarrolla un proyecto de rescate de la memoria visual a petición del Centro Legal para los Derechos Humanos (Caldh), que colabora con las víctimas del genocidio a llevar a los responsables ante la justicia, apuntó.
El documental, agregó el productor, se hizo con la idea de que se convierta en una herramienta educativa y va dedicado especialmente a los jóvenes que ignoran el genocidio que hubo en Guatemala.
En él, Tiburcio Tuy, uno de los protagonistas, revive las brutalidades que cometieron los militares en el área de Ixil, en el departamento noroccidental de Quiché, que fue el más goleado por el conflicto armado interno.
Tuy narra que desde un cerro vio a los soldados llegar a la comunidad y encerrar en una casa a unos once indígenas que luego quemaron.
«Dos mujeres se habían escapado pero las alcanzaron. A una pobre señora que estaba embarazada le partieron la barriga, le sacaron al bebé y lo estrellaron en un palo que estaba tirado en el patio de la casa. Luego los quemaron», refiere.
«A la segunda le quebraron la cabeza con un machete, salieron los sesos de la señora y quedaron regados en el camino, la arrastraron de las canillas como a un perro y la quemaron», agrega.
Tuy no escapó a la represión militar. Sostiene que el ejército lo capturó, lo torturó, le quemó los testículos, el pecho y los ojos, y los soldados también le abrieron el estómago.
«Yo fui violada varias veces por los ejércitos y perdí a mi hijo de tres meses», recuerda, por su parte, Antonia Valey Xitimul, de la comunidad de Chichupac, en el departamento norteño de Baja Verapaz.
El terror que le tocó vivir fue en los años 1981 y 1982, y debido a los ataques sexuales de los militares, tuvo que esconderse en las montañas durante tres años con otros dos hijos y su esposo, pero cuando volvió a la comunidad, fue capturada de nuevo y golpeada de forma brutal por los soldados, comenta.
«Mi vida la tengo comprada. He sufrido mucho, aguantamos hambre y frío», dice esta mujer indígena.
Varios niños de San Martín Jilotepeque, en el oeste de Guatemala, que aparecen en el documental, también manifiestan que vieron cuando los soldados mataron a sus padres.
«Mataron a mi papá y a mi mamá», dice una niña pequeña, mientras otro infante narra cómo corrieron y se escondieron «cuando pasaron los soldados de noche».
En el documental, el diplomático Christian Tomuschat, que dirigió la Comisión de la Verdad de Guatemala, patrocinada por las Naciones Unidas, sostiene que en las operaciones contrainsurgentes, entre 1981 y 1983, en ciertas regiones del país agentes del estado «cometieron actos de genocidio en contra de grupos del pueblo maya».
El documental muestra escenas de masacres, el desplazamiento de niños y adultos que llevan al hombro sus pocas pertenencias, huyendo de la represión militar, hacia las montañas.
El director de Caldh, Mario Minera, afirma que el genocidio que perpetró el ejército fue para desplazar a la gente de sus comunidades y controlar el territorio con el fin de explotar sus bienes naturales.
«En Guatemala se tiene que hacer justicia por el genocidio, pero ahora está dominada por la impunidad que se estructuró desde el conflicto armado y hoy es imposible aspirar a vivir en un estado moderno si no damos pasos para combatir esa impunidad», asegura el activista humanitario.
La guerra interna que acabó en Guatemala en 1996 con la firma de los Acuerdos de Paz entre el gobierno y la guerrilla dejó más de 200.000 muertos, 45.000 desaparecidos y más de un millón de desplazados, según la Comisión de la Verdad.

Leandro.
«Sabemos lo que hemos sido, pero ignoramos lo que seremos» (Jung).


Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *