Es inconcebible, es inaudito. es una responsabilidad internacional que se detenga en oriente Medio y en el mundo la venta de armas, el apoyo político a tanta barbarie y holocausto que stán sufriendo en oriente medio en su mayoría cristianos. Si la ONU, y a nivel internacional no se detiene el terrorismo violento y sangriento que esta sucediendo, la historia y los descendientes nos juzgarán por la impasibilidad, el mirar a otro lado ante tanto drama humano. Se esta produciendo el holocausto del SXXI. Amen de los niños asesinados en el vientre materno. Y muchos grupos políticos, bien, nada.. quienes se manifiestan ante tanto drama humano? ¿ Donde están las voces de la calle diciendo a todo esto BASTA YA..?
ESAS VIDAS HUMANAS NO CUENTAN? ¿ No son también seres humanos?
Ante tanta mentira y manipulación, solo nos queda a los que tengamos un poco de humanidad, movilizar, denunciar y manifestar ante el mundo tanta barbarie y detenerla. Si hay voluntad política si se puede.
Hay una obligación moral de decir basta a tanto sufrimiento e injusticia
El secretario de Estado vaticano, Pietro Parolín, reitera el compromiso de la Santa Sede a favor de las poblaciones que sufren en Oriente Medio
Por Redacción
CIUDAD DEL VATICANO, 10 de octubre de 2014 (Zenit.org) – «No debemos olvidar, no debemos resignarnos». El cardenal Pietro Parolin, secretario de Estado, ha lanzado este llamamiento frente a las noticias que continúan llegando de las áreas en conflicto en Oriente Medio, de forma particular de las zonas bajo la ofensa del Estado Islámico. En una entrevista publicada hoy en el Osservatore Romano, el purpurado reitera el compromiso de la Santa Sede a favor de las poblaciones de la región y recuerda el consistorio que el próximo 20 de octubre, por deseo del santo padre Francisco, abordará esta delicada situación.
Tal y como recuerda el secretario de Estado en la entrevista, el Papa convocó a los nuncios apostólicos de Oriente Medio para dedicar una reflexión sobre la «dramática situación que desde hace tiempo se vive en la región y para manifestar la cercanía y la solidaridad, de su parte y de toda la Iglesia, hacia las personas que sufren las consecuencias de los conflictos en curso». En este encuentro, «ha sido posible un rico intercambio de información y una valoración de la situación partiendo de la experiencia directa en el terreno para valorar qué puede hacer la Iglesia y qué se puede pedir a la comunidad internacional e ir al encuentro de la triste situación actual».
El cardenal explica en la entrevista que durante el encuentro con los nuncios «hemos escuchado con conmoción y con gran preocupación el testimonio de las atrocidades inauditas perpetradas por muchos, pero sobre todo por los fundamentalistas del grupo denominado Estado islámico: las decapitaciones, la venta de mujeres al mercado, el reclutamiento de niños en combates sangrientos, la destrucción de lugares de culto». Son personas -indica- humilladas en su dignidad y sometidas a sufrimientos físico y morales.
El cardenal define la situación como «compleja», y advierte que «el camino de la violencia lleva solo a la destrucción, el camino de la paz lleva a la esperanza y el progreso». Por eso indica que el primer paso urgente por el bien de la población en Oriente Medio es el de «deponer las armas y dialogar». Es más, «hay una obligación moral para todos de decir basta a tanto sufrimiento e injusticia y comenzar un nuevo camino en el que todos participen con derecho y deberes iguales como ciudadanos comprometidos en la construcción del bien común, en el respeto de la diferencias y de los talentos de cada uno».
Por otro lado, el cardenal advierte que en el caso del Estado islámico «sería necesario prestar atención a las fuente que apoyan sus actividades terroristas a través de un más o menos claros apoyo político, y a través del comercio ilegal de petróleo y la provisión de armas y tecnología».
Además, reitera que «es lícito parar al agresor injusto, siempre y cuando sea en el respeto del derecho internacional» y añade que «no se puede confiar la resolución del problema solo a una respuesta militar». Debe ser afrontado -precisa- más profundamente a partir de las causas que están en el origen y son aprovechadas por la ideología fundamentalista. Por esta razón el cardenal recuerda en la entrevista que la comunidad internacional deberá actuar para prevenir posibles genocidios y para asistir a numerosos refugiados que corren el riesgo de una vida de hambre y una muerte lenta pero segura.
Por otro lado, señala que los líderes religiosos «pueden y deben desarrollar un rol fundamental para favorecer el diálogo entre las religiones y las culturas, y la educación a la recíproca comprensión». Asimismo, deben «denunciar claramente la instrumentalización de las religiones para justificar la violencia».
Finalmente, recuerda que «es necesaria una renovada voluntad de solidaridad por parte de la comunidad internacional y de sus estructuras humanitarias para proveer comida, agua, techo, educación para los jóvenes, asistencia médica, para los desplazados y refugiados en todo Oriente Medio».