Edificio Guatemala (Extracto de: GUATEMALA: UN EDIFICIO DE CINCO NIVELES Edelberto Torres-Rivas – Pensador guatemalteco – PNUD)
En el interior de esta desfigurada construcción, contradictoria conviven con disgusto casi general más de 11.4 millones de ciudadanos guatemaltecos y guatemaltecas.
El Sótano 2
En el sótano dos del edificio, estrecho, sin luz y sin agua potable sobreviven en un pequeño espacio un poco mas de 2 millones de personas, que corresponden a unas 329 mil familias hacinadas en un promedio de 3.5 personas por habitación, con 4.3 hijos promedio3. Corresponden a lo que llamamos el “estrato bajo extremo” de la sociedad guatemalteca y que lo forman el 18.8 por ciento de la población total. De ella, el 71 por ciento corresponden a población maya, de las distintas etnias indígenas y un 29 por ciento de ‘ladinos’4 o mestizos.
El ingreso mensual per cápita (promedio) de estos indigentes fue aproximadamente de 121.19 quetzales (año 2000), es decir, la estremecedora cifra de 4.03 quetzales diarios (49 centavos de dólar) que no alcanza para sino para comprar una docena de tortillas.
El Sótano 1
Habitan en el Sótano Uno, 5.6 millones de ciudadanos (49.4% del total), es decir la mitad de guatemaltecos y guatemaltecas todos en situación de pobreza. El ingreso mensual per capita (promedio) es de 256.15 quetzales, es decir, 8.53 Q diarios (un poco mas de un dólar diario). En la medición internacional de la pobreza este estrato está por debajo del estándar o nivel mínimo que establece un ingreso de 2 dólares diarios por persona.
Este estrato bajo está formado por una ligera mayoría ‘ladina’ de 2.9 millones de personas (51.1%) en relación con 2.7 millones de indígenas, con un promedio por familia de 3.5 hijos
Los habitantes de ambos Sótanos suman y forman esa desconcertante mayoría de pobres, un 68.2 por ciento del total nacional.
El Primer Piso
Los habitantes del Primer piso constituyen el “estrato medio bajo” de la sociedad guatemalteca, y lo forman 2.5 millones de personas que equivalen al 22.5 por ciento del total nacional.
En este piso vive menos de un cuarto de la población del que ya sólo 528.329 son indígenas, es decir el 20.5 por ciento. Ya aquí sólo el 36 por ciento son menores de quince años y tienen un 2.8 hijos promedio por familia.
Un ingreso mensual (promedio) por persona de 634.38 quetzales, es decir, 21.14 quetzales diarios (US 2.64). Es esta una cifra que les permite un consumo algo superior al precio de la canasta mínima per cápita que se calcula en 350.00 quetzales
El segundo piso
La forman 894.613 personas (un 7.8% del total nacional), de los cuales ya sólo el 6.8 por ciento son indígenas y 9.5 por ciento rurales, constituyendo grupos de ‘ladinos’ heterogéneos por la pigmentación de su piel
El estrato medio lo forman 220.364 hogares, en su mayoría la familia nuclear con 2.1 hijos promedio y ya sólo un 29 por ciento de la población menor de los quince años. Recordando de nuevo el valor variable del promedio, estos sectores tienen un ingreso mensual personal de 1.558.81 quetzales, equivalente a 51.96 quetzales diarios (US 6.50), es decir con una capacidad para ‘consumir’ el equivalente a 3 canastas básicas.
El Penthouse
Habitan aquí el 1.5% de la población nacional, urbana, equivalente a 166.717 personas, de las que sólo una minoría de 4.459 personas son indígenas (2.7%). Del total, un 25 por ciento son menores de quince años y aumenta el número de adultos mayores. Los hogares de este llamado “estrato alto” de la sociedad tienen un promedio de 2.4 hijos; la composición de la clase alta en Guatemala no es muy heterogénea y hay una minoría que concentra en grado extremo una altísima calidad de bienestar (que aquí no es posible describir). En estrato alto tiene como promedio un ingreso mensual por cabeza de 4.658.67 quetzales, equivalente a 155.28 quetzales diarios (19.48 dólares), lo que se traduce en una desigualdad equivalente a 384 veces más de lo que reciben quienes viven en el Sótano.
Nótese que es un edificio sin ascensores. Una sociedad sin movilidad social ascendente, es una comunidad donde sus habitantes no tienen esperanzas de futuro. Ni para ellos ni para sus hijos.