Hay caminos para la paz?

“Estad despiertos en todo tiempo” (Lc 21,36)

No podemos ocultar la realidad que estamos viviendo de guerras e injusticias, hambre y miseria, explotación y abuso de niños, compra y venta de órganos y un sin fin de atrocidades y de un calado en que podríamos decir que » Sin Dios» el ser humano es peor que los animales. Tantas atrocidades no las cometen los animales de esta manera. Es horrible pensar que algunos seres humanos sean tan salvajes y crueles y que quieran eliminar a una parte de la humanidad de esta manera tan brutal e inhumana.

Puede que este sea uno de los varios caminos para la Paz…. amen de decir la verdad de lo que ocurre, de la persecución de miles de cristianos torturados, incendiadas sus iglesias, maltratados o asesinados y nadie ni medios dicen nada, Solo los que interesan a la elites fratricidas? Porque? En todo cerrazón humano, habita el amor? Dios quiere estar pero con el libre albedrio podemos rechazarlo y cometer las más inhumanas atrocidades…. No nos damos cuenta que todos, TODOS ESTAMOS DE PASO EN ESTA VIDA…PARA ACEPTARNOS, y la realidad cambie, debemos intentar ver que todo ocurre como un don de Dios? que cada uno debe poner lo mejor de si mismo para el bien de la humanidad, y que nadie ni nada externo nos puede quietar la paz interior, el amor de Dios?

Hemos venido a una experiencia de silencio, en este tiempo de Adviento. Buscamos, necesitamos silenciarnos para escuchar la voz de Dios, acoger su presencia en nuestro interior, recibir su Palabra, su Luz y su Amor. Este tiempo de Adviento es favorable para: Centrar nuestra mirada en el Dios que nos ama. Recordar que Dios es fiel a sus Promesas. Hacernos preguntas esenciales:

¿Qué Promesas he escuchado? ¿Vivo con esperanza? ¿Qué motivaciones profundas nos mueven en la vida para caminar con esperanza en el mundo que nos ha tocado vivir?

Somos conscientes de la crisis de valores y de falta de sentido que atraviesa nuestra sociedad nos ha hecho perder de vista el horizonte hacia el que camina la humanidad y la historia. ¿Hacia dónde vamos? Es una pregunta que nos hacemos con frecuencia y quizá no tenemos respuesta.


Con frecuencia nos sentimos envueltos en la incertidumbre, la inseguridad, la soledad, la precariedad, violencia, guerras, muertes, enfermedades…. Se nos nubla el horizonte y se esconde la alegría y la esperanza.

Por eso este tiempo de Adviento es tiempo de volver a lo esencial, a escuchar las promesas del Dios fiel a su palabra.

¿Qué nos ha prometido el Señor?

El Señor está con nosotros todos los días hasta el final de los tiempos. El Señor nos ama con infinita ternura, que ha venido, viene y vendrá.

La palabra que nos regala la Iglesia en este tiempo de Adviento nos conforta y serena ante tanto sufrimiento inexplicables, tantos problemas económicos, tensiones constantes en la convivencia.

Éste es el reto que nos trae el Adviento. Éste es el reto de la Iglesia y de cada uno de los cristianos: aportar un poco de luz, de esperanza y de alegría a nuestro mundo herido. Ser signo de esperanza para la humanidad y apostar sin condiciones por el Niño hecho carne que viene en Navidad. Él es la esperanza más firme de esta vieja humanidad. Él es el redentor, el liberador, el pastor que cuida con amor desmedido a su pueblo y ovejas de su rebaño.

¿Cómo atender y responder al grito de tantos hermanos nuestros que sufren por diversas causas?

Necesitamos que la Gracia de Dios nos penetre y nos transforme. Necesitamos reavivar nuestra identidad profunda de hijos e hijas de Dios, todos hermanos, amados por Él inmensamente. Para esto, para reavivar la llama del amor venimos a esta experiencia de silencio.

Para ayudarnos a vivir esta experiencia de silencio todos tenemos que implicarnos, por eso es necesario apagar los teléfonos, hacer el menor ruido posible, evitar hablar innecesariamente, de esta manera cuidamos el silencio de todos y favorecemos la escucha de Dios que nos habla al corazón.


Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *