La hipocresia contra los parados

Autor: JUAN GARCÍA LUJÁN
¡Qué fácil es escupir para abajo!¡ Qué fácil es pegarle una patada en el culo a quien no tiene fuerzas para levantar su cuerpo!¡ Qué fácil es enjuiciar a los que no tienen ni para abogado! Desde unos salarios de 4000 ó 6000 euros, con dietas por desplazamientos que pueden multiplicar por dos o tres los ingresos de una familia humilde, con un coche oficial esperándote siempre en la puerta de tu casa o tu trabajo, ¡qué fácil es hablar de los que se pagan la gasolina para buscar un trabajo y no conocen más dietas que la que les obliga sus bajos ingresos!

¡Qué fácil es sacar una nota de prensa para señalar con el dedo acusador a los desempleados que por diferentes razones no aceptan un sueldo de 400 euros, o de 500 o de 700 euros al mes! Eso lo hizo este miércoles el gobierno de nuestra gente que señaló con el dedo a los desempleados de la construcción que han rechazado los cursos de formación y empleo propuestos por el Servicio Canario de Empleo. El director del SCE, Alberto Génova, reconoció en El Correíllo que había casos en que se había ofrecido a los desempleados menos dinero que la prestación que estaban cobrando.

Cuando tienes un presente con hijos en los colegios, gastos de hipoteca, electricidad, agua, ropa, comida…, y debes afrontar todo con unos ingresos de 1000 ó 1200 euros como máximo, no te pueden venir ofreciéndote 500 euros “para formarte, como inversión de futuro”. “Hay que incentivar el trabajo, no la cultura de la pasividad y del pasotismo”, nos dice el Excelentísimo Presidente de la comunidad líder en número de desempleados. Hay que estar preparados, formados, nos dice ahora el mismito señor que comenzó esta legislatura defendiendo “la universidad de la vida” como la mejor academia para poder dirigir una empresa pública con de 60 millones de presupuesto público que subcontrata a empresas que pagan menos de mil euros a licenciados universitarios que deben obedecer a catedráticos en relaciones políticas. Hace dos años nos decía que en las islas padecemos la enfermedad de la “titulitis”, y ahora defiende los cursos para parados a precio de saldo.

¿Y cómo se incentiva la cultura del esfuerzo? Pongamos algunos ejemplos: si tu sobrina se presenta a unas oposiciones, tú te esfuerzas en llamar por teléfono al alcalde de tu partido para decirle “esfuérzate en enchufarla”. Si un empresario te lleva en su avión particular a ver un concierto a Austria o a pescar a Noruega, tú le dices a tus subordinados en el cabildo y en el Parlamento: “hagan el esfuerzo de aprobar las miles de plazas turística que quiere este hombre y pasen de la moratoria turística y de los otros proyectos de otros empresarios”. Si los patrocinadores habituales de tu partido político necesitan hacer caja, tú haces un esfuerzo y desde la Caja de Ahorros les das un crédito de alto riesgo para compren una playa que tú luego le compras a ellos desde el ayuntamiento, y si un alto tribunal dice que la operación es ilegal y que devuelvan el dinero al ayuntamiento tú haces el esfuerzo de pasar de la sentencia judicial.

Estos son sólo algunos ejemplos de los esfuerzos que hacen los más destacados miembros de nuestro admirado gobierno ultraperiférico o algunos de nuestros esforzados alcaldes. Un gobierno que se esfuerza en defender a nuestra gente y a nuestros empresarios. Ahora tocaba hacer un esfuerzo a favor de los desempleados ofreciéndoles unos cursos de formación por 500 ó 600 euros. Pero ya sabemos como son estos parados de pasotas. No quieren trabajar. No quieren formarse. No quieren sacarse el carné de nuestro partido. Por eso al final cuando tenemos que cubrir puestos de trabajo en el gobierno, en el cabildo o en el ayuntamiento nos vemos obligados a recurrir a nuestra sobrina, nuestro hermano, nuestra señora…¡Es la cultura del esfuerzo!
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