Echa las redes

Echa las redes, aunque con tantos peces de esperanza se rompan
ECHA LAS REDES

Desde que Tú te fuiste
no hemos pescado nada.
Llevamos veinte siglos
echando inútilmente
las redes de la vida,
y entre sus mallas
sólo pescamos el vacío.

Vamos quemando horas
y el alma sigue seca.
Nos hemos vuelto estériles
lo mismo que una tierra
cubierta de hormigón.
¿Estaremos ya muertos?
¿Desde hace cuántos años no nos hemos reído?
¿Quién recuerda la última vez que amamos?

Y una tarde Tú vuelves y nos dices:
«Echa la red a tu derecha,
atrévete de nuevo a confiar,
abre tu alma,
saca del viejo cofre
las nuevas esperanzas,
dale cuerda al corazón,
levántate y camina».

Y lo hacemos sólo por darte gusto.
Y, de repente, nuestras redes rebosan alegría,
nos resucita el gozo
y es tanto el peso de amor
que recogemos
que la red se nos rompe cargada
de ciento cincuenta esperanzas.

¡Ah, Tú, fecundador de almas: llégate a nuestra orilla,
camina sobre el agua
de nuestra indiferencia,
devuélvenos, Señor, a tu alegría

Autor: José Luis Martín Descalzo- Fecha: 2010-01-14


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