Domingo del Corpus
Lectura orante del Evangelio: Marcos 14,12-16.22-26
“Que bien sé yo la fonte que mana y corre aunque es de noche. Aquesta eterna fonte está escondida en este vivo pan por darnos vida, aunque es de noche” (San Juan de la Cruz).
‘¿Dónde quieres que vayamos a prepararte la cena de Pascua?’ ¿Dónde prepararemos la cena que recrea y enamora? ¿Dónde iremos a beber de las fuentes de la alegría? ¿Dónde preparemos el encuentro con Jesús? Porque andamos deseando algo más, algo que solo Jesús puede dar. El corazón, en el silencio, lo desea; los pobres lo esperan. Tu eucaristía, Señor, es la fuente de nuestros deseos más hondos.
‘¿Dónde está la habitación en que voy a comer la Pascua con mis discípulos?’ ¿Dónde celebrará Jesús su amor? En el deseo profundo, que es el corazón, espacio de silencio y, a la vez, espacio habitado por hombres y mujeres privados de pan, de justicia y de futuro. En el corazón de la tierra, cuando es tierra común; en el pan, cuando es nuestro y de todos. En las orillas adonde han sido echados los ninguneados del mundo. Gracias, Señor, por compartir tu amor con nuestras frágiles vidas.
Mientras comían, Jesús tomó un pan, pronunció la bendición, lo partió y se lo dio. Gestos sencillos, palabras de verdad, que salen de Jesús y hacen vivir. La vida bendecida, que se parte y se reparte. La fuente de Dios, que se ha hecho vivo pan por darnos vida. Un derroche de amor que rompe en mil pedazos los egoísmos más grandes y abre caminos de solidaridad. Momento de adoración. Tú, Señor, te partes para nosotros y nos pides que nos partamos para los demás. Te adoramos, te bendecimos, te amamos.
‘Tomad, esto es mi cuerpo’. Mano tendida para amar sin medida. La palabra más genuina de Jesús: amar, darse, entregarse. Espejo donde se mira la Iglesia, cuyo nombre más genuino es Cáritas. Silencio asombrado para recibir y dar tanto amor escondido en el pan. Música callada para vibrar al son de la gracia. ¡Júbilo! ¡Caridad! De este ‘tomad’ queremos hacer siempre memoria agradecida, Señor.
Tomando una copa, pronunció la acción de gracias, se la dio y todos bebieron. Y se iluminaron nuestras mentes y se llenó de calor nuestro corazón. Y se llenó de gracia nuestro cántaro. Jesús: dándose a todos por entero. La Iglesia: entregándose por entero en una eucaristía permanente. Silencio adorador unido a la gozosa caridad hacia los más desfavorecidos. Puro Evangelio. Señor, ¡qué grande es el amor que nos tienes! Nada se te pone por delante. No sabes hablar por ti sino por nosotros.
‘Esta es mi sangre, sangre de la alianza, derramada por todos. Jesús da sentido a su vida y a su muerte. Nadie le quita la vida, la da. De esta fuente bebemos en la noche. En esta alianza se recrea la esperanza de los pobres. Ya no es momento de hablar; ahora toca callar y adorar, callar y obrar. Los pobres esperan la verdad de nuestra eucaristía. Que se haga en nosotros la eucaristía de Jesús. Amén. Aquí está nuestra vida, Señor, para continuar dando la tuya a nuestro alrededor. Con María.
¡Feliz día del CORPUS! –