La elección de la palabra “amistad” para todo lo relacionado con la oración es un gran acierto. La oración en clave de amistad no entra en el mercado de lo útil o necesario, se desarrolla en el terreno de la gratuidad. La amistad está al alcance de todos: “no todos son hábiles para pensar, todos lo son para amar” (Teresa de Jesús).
La amistad nos realiza como personas: la amistad con Dios y la amistad con los demás. Dios, amigo del hombre. Limpiar el rostro de Dios, una primera tarea. Necesidad que tiene el mundo de hoy de encontrarse con un Dios amigo del hombre, cosa que no siempre ha sido ni es así. Dios es amor (1 Jn 4,8).
Amor, que se ha hecho visible en Jesús, y persona en el Espíritu Santo. Dios nos llama a su amistad. Nos amó primero, nos eligió, nos abrió las puertas de su amistad, ofreciéndonos en su Hijo al Amigo verdadero (Jn 3,16; Rm 5,8), el que dice: “A vosotros os llamo amigos” (Jn 15,15).
Dentro del sentido de amistad, os tengo presentes en la oración.
La amistad no se impone, no es obsesiva, » deja ser al otro» lo que es, se relaciona con sencillez, esta atento a las necesidades del otro-a..deja que fluya entre ambos el aire de la libertad, da consuelo, palabras de apoyo, siguen un proyecto común el de Jesús, el proyecto que ilumine, sus vidas, que genera vida y capacidad de » dar la vida» como Jesús con sus discípulos, corrige con amor y seriedad, se relacionan con otras personas y se crea un ambiente de alegría, de paz, serenidad y confianza. Nadie se busca así mismo, sino que siempre está atento a acompañar, ayudar, ceder, con un amor gratuito, desinteresado y sacrificado que haga a todos capaces de dar vida mas humana, respirable y fraterna para todos.
un abrazo y mi oración.