Ha sido una hermosa experiencia asistir a un matrimonio civil en la Aldea de los Cerezos. En la casa de los padres del novio, se montó una carpa, sillas y mesas para recibir a los invitados, y desde ahí contemplen toda la celebración.
Los niños abren la comitiva. El novio espera a la novia que llegaba de S. Marcos acompañada de toda la familia, y amistades. Se sentaron frente al licenciado, o juez que presidía este acto.
El grupo musical católico del Rodeo amenizaba con la música la entrada y toda la celebración, cargada de música religiosa, dando gracias a Dios por la vida de cada uno, por la posibilidad que les daba Dios a los novios de unir sus vidas en matrimonio, y por la acogida de toda la familia.
Después de la música de entrada, y canciones, se comenzaba todos de pie con una oración que dirigía uno de los componentes del grupo musical.
Había que escuchar y ver con que devoción y profundidad, se realizaba una oración espontánea, dándole Gracias a Dios por estar ahí, por la vida de los novios, por la Familia, por la unión de las dos familias, por todas las amistades y por todos los invitados, para que con nuestra oración y apoyo, ayudemos a esta pareja que quieren contraer matrimonio, sean fieles y puedan seguir adelante. Un Padre Nuestro rezado por todos, daba el punto final a la oración.
No menos sorpresa fue la lectura del Juez de todas sus responsabilidades y derechos según la constitución de la república de Guatemala, así como sus responsabilidades morales y éticas en la formación de una familia, en el cuidado de los hijos, en el respeto mutuo, el la dignidad de los dos, en la igualdad de servicios y de amor mutuo… y para terminar les dijo el juez: “ que las religiones no les separen a ustedes, y tengan a Jesucristo, como la tercera persona en medio de sus vidas”.
Bueno, yo me preguntaba, “si los matrimonios civiles fueran así,en España, ¿ no habría más fidelidad y estabilidad en los matrimonios?. Una celebración que duró 40 minutos.
Luego como son los dos menores de edad: Novia 16 y novio 17, les pregunto a los padres si asumían esa responsabilidad, para ayudarles a los dos a madurar en sus vidas y en sus relaciones, y fueran capaces de vivir su amor mutuo.
Luego les preguntó a cada uno si querían unirse en matrimonio, según todo lo leído y comentado: Y ellos dieron el consentimiento mutuo y, se abrazaron y besaron.
Se pusieron los anillos mutuamente en señal de amor y de fidelidad para toda la vida y compartieron sus centavitos en señal de “compartir todo lo que Dios les dé, entre ellos y con sus hijos”.
Un rosario grande les unía a los dos por el cuello. Signo de que el Señor y bajo la protección de Nuestra Madre María queden unidos para siempre.
Que qué? Que esto era un matrimonio civil? Pues así es. Y ahí está nuestra hermana Mª Ángeles como testigo y amiga de la familia del novio.
Pero, luego pasaban a la casa donde van a vivir (la casa de los padres del novio) y los padres de ambos, y los abuelos, en la puerta de entrada les BENDECIAN y les daban sus buenos consejos.
Luego entraban a la casa, les abrazaban a todos los familiares, y salían al porche, para recibir los regalos y las felicitaciones de todas las personas que estaban ahí.
Todos iban pasando, en fila, con orden a felicitarles, darles sus abrazos y besos y su regalito.
Y todos a comer. Un gran Banquete de fraternidad, sencillez y acogida para todos los presentes. Un platico con arroz, un pedacito de carne, un jugo de frutas, y unos tamalitos de maíz. Los que podían sentados, los que no de pie, todos comiendo y sirviendo a los demás.
Y con canciones religiosas, ( la mayoría) propias de estos eventos, se amenizaba la comida y la sobre mesa que servía para saludarse, hablar sus cosas y compartir sus ilusiones y esperanzas.
Así se pasaba la tarde, con jugos y tamalitos. Y hablando, cantando.
Nada de bailes, nada de licores, nada de borracheras y tonterías… todo en un ambiente sencillo, familiar y alegre. La alegría de los pobres, la alegría que da ver un matrimonio civil, , teniendo el mejor hotel: el cielo abierto y despejado y un sol radiante en medio de unas hermosas montañas, a campo abierto, disfrutando de la vista del Tajumulco, el monte-volcán más alto de América central 4.200 m de altura.
Doy Gracias a Dios por haberme enseñado a través de los empobrecidos, que podemos vivir y celebrar la vida y estos acontecimientos de otra manera, y ser solidarios con autenticidad.
Un abrazo Chema sds.
S. Sebastian 09 de Octubre del 2010. Guatemala.