“BUSCAD EL REINO DE DIOS Y SU JUSTICIA” (Mt 6, 24-34)
Lectio Divina e Interioridad
Nos disponemos invocando al ESPÍRITU
- Espíritu Santo, Señor de la Vida, abre nuestros corazones a tu Palabra que es vida y salvación de quienes la escuchamos, meditamos y oramos.
- Espíritu Santo, que con tu luz orientas este mundo hacia el amor del Padre y acompañas el gemido de la creación, tú vives también en nuestros corazones para impulsarnos al bien. Alabado seas.PROCLAMACIÓN DEL PASAJE: Mateo 6,24-34 Cómo subir la Montaña Trata de nuestra relación con el dinero y con la Providencia Divina.• v. 25: Jesús critica la excesiva preocupación con la comida y el vestido. El motivo es que la vida vale más que la comida y el cuerpo vale más que la ropa. Para aclararlo cuenta dos parábolas: de los pajaritos y de las flores.• Vv. 28-30: La parábola de los lirios: el cuerpo vale más que el vestido. Jesús manda mirar las flores, los lirios del campo. ¡Con qué elegancia y belleza Dios los viste! “Si Dios los viste así, ¿no lo hará mucho más con vosotros, hombres de poca fe? Jesús insiste en las cosas de la naturaleza, para que viendo las flores y el campo, la gente recuerde la misión que tenemos: luchar por el Reino y crear una convivencia que pueda garantizar comida y vestido para todos.• Vv.33-34: El Reino en primer lugar. Jesús apunta dos criterios: “Buscar primero el Reino” y “No preocuparse por el día de mañana”. Buscar en primer lugar el Reino y su justicia significa tratar de hacer la voluntad de Dios y permitir a Dios que reine en nuestra vida. La búsqueda de Dios se traduce concretamente en búsqueda de una convivencia fraterna y justa. Donde hay esta preocupación por el Reino, nace una vida comunitaria donde todos viven como hermanos/as y nadie pasará más necesidad. No habrá más preocupación en acumular.¿Cómo entiendo y vivo la confianza en la Providencia Divina? ¿Cuál es la expresión que estamos dando a nuestra confianza en la Divina Providencia?MEDITACIÓN. ¿Qué me/nos dice el texto? Por eso Jesús ha advertido varias veces a los ricos, porque en ellos es fuerte el riesgo de colocar la propia seguridad en los bienes de este mundo. En un corazón poseído por las riquezas, no hay más espacio para la fe” (Papa Francisco). Padre, que no tenga miedo a abandonarme en ti. Tú me has tomado en serio, y por eso me cuidas, me proteges, me das la vida.COMPROMISO. ¿Qué hace surgir en mi/nosotros el texto? “Señor Uno y Trino, comunidad preciosa de amor infinito, enséñanos a contemplarte en la belleza del universo, donde todo nos habla de ti. Despierta nuestra alabanza y nuestra gratitud por cada ser que has creado. Danos la gracia de sentirnos íntimamente unidos con todo lo que existe.
- Dios de amor, muéstranos nuestro lugar en este mundo como instrumentos de tu cariño por todos los seres de esta tierra, porque ninguno de ellos está olvidado ante ti. Señor, tómanos a nosotros con tu poder y tu luz, para proteger toda vida, para preparar un futuro mejor, para que venga tu Reino de justicia, de paz, de amor de hermosura. Alabado seas. Amén” (Laudato si’, 246).
- ORACIÓN.
- “El amor, lleno de pequeños gestos de cuidado mutuo, es también civil y político, y se manifiesta en todas las acciones que procuran construir un mundo mejor. El amor a la sociedad y el compromiso por el bien común son una forma excelente de la caridad…” (Laudato si’, 231)
- ORACIÓN. ¿Qué le decimos a Dios a partir del texto?
- “Necesitamos fortalecer la conciencia de que somos una sola familia humana. No hay fronteras ni barreras políticas o sociales que nos permitan aislarnos, y por eso mismo tampoco hay espacio para la globalización de la indiferencia” (Laudato si’, 52).
- “¡Dios no se olvida de nosotros! Con nombre y apellido. Nos ama y no se olvida. Esta invitación a la confianza en Dios encuentra un paralelismo en la página del Evangelio de Mateo: “Mirad las aves del cielo -dice Jesús-: no siembran, ni cosechan, ni recogen en graneros; y vuestro Padre celestial las alimenta. (…) Observad los lirios del campo, cómo crecen; no se fatigan, ni hilan. Pero yo os digo que ni Salomón, en toda su gloria, se vistió como uno de ellos”. Pensando en tantas personas que viven en condiciones de precariedad, o incluso en la miseria que ofende su dignidad, estas palabras de Jesús podrían parecer abstractas, si no ilusorias. ¡Pero en realidad son más que nunca actuales! Nos recuerdan que no se puede servir a dos amos: Dios y la riqueza. Mientras cada uno busque acumular para sí, jamás habrá justicia… Si en cambio, confiando en la providencia de Dios, buscamos juntos su Reino, entonces a nadie le faltará lo necesario para vivir dignamente. Un corazón ocupado por la furia de poseer es un corazón lleno de esta furia de poseer, pero vacío de Dios.
- • Buscar primero el Reino de Dios y su justicia. El Reino de Dios tiene que ser el centro de todas nuestras preocupaciones. Pide una convivencia donde haya compartir, para que todos tengan lo necesario para vivir. Preocuparse por el Reino y su justicia es lo mismo que preocuparse por aceptar a Dios como Padre y ser hermanos y hermanas de otros.
- • Vv.31-32: No ser como los paganos. Debe de haber una diferencia en la vida de los que tienen fe en Jesús y de los que no la tienen. Los que tienen fe en Jesús comparten con él la experiencia de gratuidad de Dios como Padre, Abba. Esta experiencia de paternidad tiene que revolucionar la convivencia. Tiene que engendrar una vida comunitaria que sea fraterna, semilla de una nueva sociedad.
- • Vv. 26-27: La parábola de los pajaritos: la vida vale más que la comida. Jesús manda mirar a los pajaritos. No siembran, no almacenan, y sin embargo tienen siempre algo que comer, porque el Padre celestial los alimenta: “¿No valéis vosotros más que ellos?” Lo que Jesús critica es cuando la preocupación por la comida ocupa todo el horizonte de la vida de las personas, sin dejar espacio para experimentar y saborear la gratuidad de la fraternidad y de la pertenencia al Padre. Jesús dice que la vida vale más de los bienes de consumo. El sistema neoliberal impide la vivencia del Reino.
- • v. 24: Cada cual tendrá que elegir. Preguntarse: “¿Quién ocupa el primer lugar en mi vida: Dios o el dinero?” De esto dependerá la comprensión de los consejos que siguen sobre la Providencia Divina. Se trata de una opción de vida que envuelve las actitudes.
- LECTURA. ¿Qué dice el texto?
- 24 «Nadie puede servir a dos señores. Porque despreciará a uno y amará al otro; o, al contrario, se dedicará al primero y no hará caso del segundo. No podéis servir a Dios y al dinero. 25 Por eso os digo: no estéis agobiados por vuestra vida pensando qué vais a comer, ni por vuestro cuerpo pensando con qué os vais a vestir. ¿No vale más la vida que el alimento, y el cuerpo que el vestido? 26 Mirad los pájaros del cielo: no siembran ni siegan, ni almacenan y, sin embargo, vuestro Padre celestial los alimenta. ¿No valéis vosotros más que ellos? 27 ¿Quién de vosotros, a fuerza de agobiarse, podrá añadir una hora al tiempo de su vida? 28 ¿Por qué os agobiáis por el vestido? Fijaos cómo crecen los lirios del campo: ni trabajan ni hilan. 29 Y os digo que ni Salomón, en todo su fasto, estaba vestido como uno de ellos. 30 Pues si a la hierba, que hoy está en el campo y mañana se arroja al horno, Dios la viste así, ¿no hará mucho más por vosotros, gente de poca fe? 31 No andéis agobiados pensando qué vais a comer, o qué vais a beber, o con qué os vais a vestir. 32 Los paganos se afanan por esas cosas. Ya sabe vuestro Padre celestial que tenéis necesidad de todo eso. 33 Buscad sobre todo el reino de Dios y su justicia; y todo esto se os dará por añadidura. 34 Por tanto, no os agobiéis por el mañana, porque el mañana traerá su propio agobio. A cada día le basta su desgracia».