QUE BIEN NOS VIENA A TODOS ESTA REFLEXION DE NUESTRO COHERMANO ALFREDO.
LO NECESITAMOS DE VERDAD RENOVAR Y REVITALIZAR NUESTRAS VIDAS Y MANTENER ARDIENTE NUESTRO CORAZON Y NUESTRAS COMUNIDADES APOSTOLICAS.
UNA ESPIRITUALIDAD PARA LA MISIÓN…..
Dice el Escritor Francés Péguy que “lo peor no es tener un alma perversa, sino un alma acostumbrada”.
Podemos decir también nosotros que lo “peor en la Misión no es tener un alma perversa, sino
acostumbrada”. Nuestra Misión se puede volver Rutinaria, podemos perder la Mística y convertirnos en
profesionales de la Misión, sin Pasión por ella.
Si el Carisma Salvatoriano se vuelve rutinario, también la Misión. Después de la Pasión inicial entra en
escena la rutina, la costumbre, la repetición mecánica. Y si no estamos atentos, nuestro Apóstol interior,
se transforma poco a poco en un mero trabajador, en un manager, en un repetidor cansino de fórmulas,
de tópicos, de ideas sin alma. El profeta del Apocalipsis expresa “Conozco tu conducta; no eres ni frío ni
caliente, ¡ojalá fueras frío o caliente¡ ahora bien, puesto que eres tibio, y no frío ni caliente, voy a
vomitarte de mi boca”. (Ap 3,16).
La pasión misionera está amenazada en los evangelizadores. El mal ha apagado el fuego en muchos
de ellos, pero es necesario encontrar la hoguera que permita mantener vivo el fuego de la pasión
Misionera. Por eso vamos a hablar de una Espiritualidad Apocalíptica…..
En la Palabra de Dios se pide que el Discípulo Misionero permita que la Revelación configure su vida,
determine sus proyectos, aliente su vida cuando pase por momentos duros y críticos.
Algunos Misionero han privatizado la Espiritualidad, la hemos convertido en una relación Intimista,
donde las frases “Le amo y Me ama”, “Le miro y me mira”, “soy un(a) mimado(a) del Señor”, suelen
decir algunos espirituales sin sensibilidad real Misionera, porque allí la Espiritualidad pierde su
referencia a la historia, a la permanente lucha entre el Bien del Reino y el mal social. Sin la sensibilidad
social la Misión se vuelve una mera tarea pastoral, en la cual los objetivos son muy cortos: preparar
celebraciones Eucarísticas, preparar el templo, dar programas catequéticos, abrir nuevos centros sin
procesos, cumplir objetivos, etc.
El alma de cualquier Misión (llámese tarea Pastoral, programa pastoral o evangélico, proceso
dinamizador de evangelización…) es la Espiritualidad, la que el Espíritu de Dios infunde en las
personas que se dejan envolver por la Revelación y asumen los retos de lo nuevo y de una experiencia
que no tiene comodidad.
El gran centro de contemplación para un Misionero(a) no es únicamente la soledad, la meditación
aislada, es la Asamblea Comunitaria donde participa de la vida y celebra la Eucaristía, en la que se
escucha la Palabra y celebra la presencia de Dios en el mundo.
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ACONTECIMIENTOS ABRIL 2017
La misión es una especie de “guerra” contra las fuerzas del Anti-Reino. El protagonismo de la Misión recae
en El Salvador, el que permanece con Nosotros y nos hace instrumentos de Redención. A través de
nuestra Misión sacramentalizamos la acción de Jesús en el mundo. ( Orientación del libro “ofrenda
Apocalíptica de los Consagrados” Vida religiosa-Monográfico Vol 120. De José Cristo Rey García Paredes
CMF- Madrid)
Una Espiritualidad seria y profunda de la Misión entiende que los enemigos de ella son; Un poder Político y
Económico que dirige a nuestros Pueblos según los postulados del mal; del consumo, de la avaricia y del
desenfreno por tener pocos y la corruptela que camina por los “rincones” del Estado y sale a flote en
exigencias tributarias para nuestro Pueblo. El poder de crear Guerras donde el Capital y lo inestable
permanecen, de crear terror a través de tantos instrumentos que nuestras gentes no pueden vislumbrar
fácilmente. Una espiritualidad seria y profunda de la Misión evangeliza al Pueblo no haciendo la “fuga
Mundi” sino fortaleciendo sus maneras de pensar, de sentir y de luchar para el combate contra esos
males, no llegando a ser Cristianos con Armas letales y así acabarse unos a otros. El creyente
evangelizado es invitado a tener una espiritualidad de la Esperanza, donde ve los horrores de la historia,
pero la mira ampliamente y no con el pesimismo que culpabiliza con facilidad a todos, sin tener la visión
exacta de quienes son los reales responsables de estos mismos horrores. La esperanza que hace superar
la angustia, que hace caminar hacía la utopía, porque Dios sigue presente en la Historia humana.
No cabe en la Espiritualidad Misionera una desconfianza en el futuro, y mucho menos en Dios. Por eso no
confiamos demasiado en nuestras fuerzas, porque nuestras convicciones de Discípulos Misioneros nos
hacen exclamar ¡Venga a nosotros tu Reino Señor¡
Hoy muchos de nosotros quizás hemos perdido el celo Pastoral, el celo Misionero, otros muchos hemos
renunciado a la urgencia Pastoral y por un trabajo remunerado, por un empleo fijo, por una estabilidad
económica, se pierde el instinto Pastoral que se renueva en la opción del seguimiento al Salvador, nos
podemos acercar a la degradación de nuestra propia Vocación, a la que hemos sido llamados.
Que el Salvador y Jordán, sigan encendiendo el fuego de la vida Religiosa SDS y de nuestra Misión, de la
entrega como Laicos, como Religiosas SDS, de un pueblo que necesita de grandes mensajeros de Dios y
de buena Palabra.
El buen Dios Bendiga los días Venideros para nuestra Misión SDS….
P. Alfredo Tinoco Rivas sds.
Su Cohermano Provincial.
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