Testimonio en Costa de Marfil

Testimonio desde Costa de Marfil
Los Escolapios remiten una información sobre su comunidad
Madrid, 6 de abril de 2011 (IVICON).- El departamento de Comunicación de los Escolapios ha remitido una nota informativa sobre la situación en Costa de Marfil que reproducimos íntegramente.

«Como es bien conocido a través de los medios de comunicación, este país africano atraviesa en las últimas semanas una situación de guerra civil entre los partidarios del antiguo presidente, Laurent Gbagbo, y los del nuevo presidente, Alassane Ouattara, reconocido por los organismos internacionales como vencedor de las últimas elecciones celebradas el año pasado. Todas las tentativas de diálogo tendentes a convencer al presidente saliente de que debía abandonar su puesto y respetar la legalidad de las urnas reconociendo al elegido por el pueblo como su sucesor, han resultado vanas. Los “rebeldes” iniciaron, pues, una campaña de conquista de todo el país que se hizo sentir en numerosas zonas del territorio nacional hasta concentrarse actualmente en los combates que se desarrollan en la capital, Abidjan, a fin de expulsar al presidente Gbagbo del palacio presidencial y vencer las últimas resistencias de sus seguidores.

Todos estos enfrentamientos, más o menos explícitos, han generado abundante violencia, muertes, desplazamientos de mucha población, situaciones de desabastecimiento, etc.

Desde el día 3 de marzo, el párroco de nuestra casa en Daloa, P. Stefano Locatelli, nos ha ido enviando informaciones en italiano que hemos hecho llegar a los SS.MM. Aquel día nos hablaba de los enfrentamientos habidos en la ciudad entre los jóvenes llamados “patriotas”, defensores del presidente Gbagbo, y los soldados de la ONU allí acantonados.

Pero la situación en la ciudad y en la misión se tornó más virulenta el día 29 de marzo, con los “rebeldes” dentro de la ciudad y combatiendo con los defensores del ex presidente. A las 2 de la madrugada la misión escolapia acogía ya a más de 300 personas y los combates eran cada vez más cercanos.

A las 8 de la mañana, escribía el P. Locatelli, disminuían los disparos, pero se empezaba a afrontar la tarea de alimentar y atender en todos los sentidos a las personas refugiadas en la misión.

A las 14’00 horas, los rebeldes, partidarios del presidente Ouattara, se habían presentado en los edificios de la misión y habían requisado los vehículos y teléfonos portátiles. Sin embargo, después de negociar con ellos, según nos informaba el P. Locatelli en torno a las 17’00 horas, nuestros Padres habían obtenido que les fueran restituidos los vehículos, indispensables para posibles compras y traslados de todo tipo. Se empezaba a organizar a toda aquella gente, especialmente para resolver problemas de tipo alimenticio e higiénico. Durante la noche, por dos veces, los rebeldes o fuerzas republicanas –también se las llama así- realizan dos registros en la misión llevados por la sospecha de que hay seguidores de Gbagbo escondidos entre los refugiados. No encuentran a ninguno.

Al día siguiente, 30 de marzo, nuestros religiosos consiguen hablar con el delegado del comandante de las operaciones militares y con el comandante responsable de la seguridad que les tranquilizan y se ofrecen a colaborar. Las personas mayores se arriesgan a salir del recinto y tratan de encontrar algo de alimento en la ciudad, mientras la misión se responsabiliza de asegurar la comida de los niños acogidos. Se deben afrontar algunos problemas médicos como el de una mujer apuñalada, destinar un garaje a dispensario, etc. Cada miembro de la comunidad trata de ayudar en lo que puede.

El día 1 de abril nos comunica el P. Locatelli que las tropas de Ouattara están ya en la capital Abidjan, combatiendo con los partidarios de Gbagbo, así como nos dice que las fronteras han sido cerradas y que el aeropuerto internacional está controlado por las fuerzas de la ONU. Mientras tanto los refugiados en la misión de Daloa continúan ahí, porque temen regresar a sus casas, aunque durante el día van y vienen. La buena noticia del día es el nacimiento de dos niños en la misión, atendidos por mujeres expertas en estas lides.

En su comunicado del día 2 de abril el P. Locatelli habla de un número creciente de personas acogidas en la misión, sobre todo de noche: ¡casi 1500! Moverse dentro del recinto se vuelve difícil y todos los espacios disponibles se convierten en improvisados almacenes y dormitorios. Dadas las circunstancias, el P. Locatelli expresa su pesimismo respecto a la posibilidad de poder viajar a Italia para participar en el próximo Capítulo Provincial. Se vive en todo el país a la espera del desenlace de la batalla, que se libra en la capital, que se demora más de lo previsto, y desaconseja, por el momento, que los refugiados inicien la vuelta a sus domicilios habituales.

Por el momento es toda la información que hemos podido recibir del P. Locatelli. Pero en sus mensajes, sobre todo en los últimos días de marzo, solía terminar pidiendo que rezáramos por ellos, por las personas que acogen y por el fin de esta guerra, que está causando demasiados muertos y el empobrecimiento de un país con riqueza natural suficiente como para asegurar un nivel de vida digno a todos sus habitantes. Pidamos, pues, para que cese tanta violencia y se instaure definitivamente la paz.»


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