Y algunos preguntaron:“¿Eres tú el que ha de venir o esperamos a otro?”
Y el les dijo simplemente:
“Mirad a vuestro alrededor:
– hay gente que no sabía ver y ahora han aprendido
a mirar
– hay gente que no podían caminar -vinieron
Cojeando de otras tierras- y ahora caminan seguros por
Nuestras calles.
– hay gente que repelía a los demás -miseria, sexo, raza, cultura- y ahora se sienten personas dignas.
– hay gente que no quería oír los gritos de los
Desfallecidos, y por fin han abierto sus oídos y se inclinan sobre las heridas de los más débiles.
– hay gente cuya vida era muerte, y han resucitado
a la solidaridad. Se han quitado de encima mucho peso que les sobraba. Se afanan por encontrar salidas a los que no las tienen.
– hay mucha gente que anuncia la esperanza a los
desesperanzados. Y son Buena Noticia del Dios de los pobres.
¡Dichosos los que no se escandalizan de la paz y la Justicia.
Y esto es lo que nos ha traido desde lo alto el Buen Dios y lo que tenemos que sembrar los que queremos seguirle a El.
Chema sds.
Donde se atropella la dignidad y los derechos de la persona humana; donde los egoísmos personales o de grupo prevalecen sobre el bien común; donde se corre el riesgo de habituarse al odio fratricida y a la explotación del hombre por el hombre; donde las luchas intestinas dividen grupos y etnias y laceran la convivencia; donde el terrorismo sigue golpeando; donde falta lo necesario para vivir; donde se mira con desconfianza un futuro que se está haciendo cada vez más incierto, incluso en las naciones del bienestar: que en todos estos casos brille la Luz de la Navidad y anime a todos a hacer su propia parte, con espíritu de auténtica solidaridad.
(Mensaje de Navidad del Santo Padre Benedicto XVI, pronunciado en la mañana del 25 de diciembre de 2009)